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jueves, 15 de diciembre de 2011

Estatalizacion del agua en bolivia

Por Carlos Crespo Flores
CESU – UMSS

Todo en el Estado,
nada contra el Estado,
nada fuera del Estado.
(Benito Mussolini,
Discurso de la Ascensión, 26 de mayo de 1927)

Being physically located within the state has decidedly enriched and deepened
my political and intellectual perspectives. What I didn’t grasp and I think
other leftists don’t really understand very well —and have not studied
very much—is the absolute importance of controlling the state’s economic power
….Utilizing this power allows us to significantly shape the Bolivia of the future.
(Alvaro Garcia Linera, 2010)

INTRODUCCION

Refiriéndose a las consignas que movilizaron a la población durante la “guerra del gas”, Alison Spedding afirmaba que estos en realidad tenían un "simple nacionalismo escolar": "no a la venta del gas a Chile", "gringo Goni go home". Es cierto, las revueltas y grandes movilizaciones sociales desde el 2000 han tenido, con matices más o menos de izquierda, este sello nacionalista; defender el país, la nación, el estado y lo público estatal,  frente a las potencias, el imperialismo, el capital extranjero, ha sido el tenor común, la pauta que conecta a estas masivas movilizaciones y acciones colectivas. Más aún, la tendencia dominante respecto a los bienes comunes dentro los movimientos y organizaciones sociales en el país ha sido la nacionalización entendida como recuperación por parte del estado del control y dominio de estos recursos y sus servicios. Bolivia es un país donde la presencia del estado ha estado ausente en regiones enteras, actividades económicas y prácticas sociales, para la izquierda estadocéntrica boliviana, construir el estado era el desafío mayor [2] y para ello tomar el poder estatal una prioridad, como evidencia el texto de Álvaro García Linera en el epígrafe. Por tanto, la estatalización de la gestión pública, de los bienes comunes y la administración gubernamental se ha tornado en una demanda dominante de estos movimientos y una guía para la acción. EL IP-MAS recogió este sentimiento en su estrategia de poder y todos estos años de gobierno intenta convertirlo en política pública.

Por otro lado, la cooperación internacional, las corporaciones y los países capitalistas industrializados, hoy difícilmente en “países en desarrollo” como Bolivia, apostarían por implementar formas de mercantilización total del agua y sus servicios[3], donde el sector privado tenga control total del servicio, dado los fracasos en diversas regiones del mundo. Hoy la opción priorizada son las asociaciones público privadas, absolutamente compatibles con el funcionamiento de un estado fuerte que tenga dominio del agua y sus servicios[4], como es la apuesta boliviana, fortalecer el control estatal de la economía y desde ahí negociar la participación privada. Más aún, la resolución de NNUU acerca del DDHH al agua, al encomendar a los estados su aplicación, los obliga a tener un rol más protagónico en la gestión del agua.


El presente texto busca analizar el proceso de estatalización del agua en el país desde el 2000. Particularmente interesa el proceso de creación del ministerio del agua, su reconstrucción permite visualizar la cooptación de las organizaciones sociales del agua por parte de la administración estatal bajo el dominio del IP-MAS; un movimiento cuya fortaleza había sido su autonomía frente al Estado, ese momento bajo dominio neoliberal, es capturado, neutralizado y/o engullido por la maquinaria estatal, destruyendo sus capacidades de acción colectiva autónoma (Crespo, 2007).

He dicho que hasta Evo Morales el Estado casi no existía, excepto para la represión brutal y la corrupción; el “proceso de cambio” está orientado a construir y fortalecer un estado y todas sus acciones no están fuera de este horizonte, y el agua no está ausente de ello. Esta es la diferencia de Bolivia con países como Uruguay, donde existe una larga tradición estatalista de la gestión pública, de un estado de bienestar, por tanto la estatalización del agua y la estructuración de una burocracia hidráulica es un sello de constitución identitaria.

La estatalización tiene varias aristas; en el presente texto se analizan los rasgos centralistas de la política del agua, la burocracia del agua que se ha organizado; asimismo se muestra la estatalización del agua en el marco de la estrategia del “gran salto industrial” y el capitalismo andino amazónico”, el proceso de cooptación del movimiento nacional del agua, donde un mecanismo es la participación y control social; otro aspecto tratado es la dependencia de la estatalización del agua de la cooperación internacional; finalmente se analiza el caso de SEMAPA como ejemplo específico de la estatalización y los problemas que involucra.

Existen temas que no han sido trabajados en este documento, motivo de otro texto en curso: la compatibilidad de la estatalización con la participación privada y la mercantilización del agua y sus servicios; asimismo, los conceptos y discursos teóricos que soportan la estatalización del agua, la importancia del DDHH al agua en la estatalización así como sus límites para las luchas sociales del agua, los bienes comunes y los sistemas comunitarios de gestión del agua; tampoco esta profundizados las resistencias y luchas sociales por el agua y defensa de prácticas comunitaristas y autónomas de este bien común, frente al proceso de estatalización. 

Los argumentos desarrollados están basados en la experiencia del autor como investigador, activista del agua y miembro del equipo técnico de la Coordinadora del agua, desde el 2000, en una suerte de etnografía del poder estatal del agua.

I. proceso y rasgos de la estatalización del agua

Una de las transformaciones del proceso político actual en relación al proceso neoliberal previo en la política del agua y sus servicios, es que el gobierno de Evo Morales busca “estatalizar” la gestión del agua y sus servicios, fortaleciendo un enfoque estadocentrico (Bakker, 2009; Crespo, 2010), por tanto un modelo público estatal. A diferencia del periodo neoliberal, donde el marco legal e institucional ambiental facilitaba la participación privada en las actividades económicas, hoy asistimos a un nuevo protagonismo estatal, buscando regular, conservar, proteger, gestionar, planificar, pero también aprovechando directamente el patrimonio natural. Veamos algunos rasgos del proceso de estatalización al que estamos asistiendo.

1. Estatalización de agua para el “capitalismo andino amazónico” y el “gran salto industrial”.

El estadocentrismo del agua es una estrategia que busca el control estatal de este bien común y sus servicios, considerado recurso estratégico[5] y constituye el soporte de la estrategia del “gran salto industrial”, desarrollado en sus alcances en el programa de gobierno del actual gobierno (MAS-IPSP, 2010).

"El Gran Salto Industrial" es una nueva matriz productiva basada en “un gran plan industrializador en las áreas de hidrocarburos, minerales, alimentos, producción de medicamentos, textiles y, en general, toda aquella actividad que produzca valor agregado” (MAS-IPSP, 2010:73-74). Constituye una apuesta de “industrialización a gran escala” de los RRNN que involucra “socios estratégicos pero bajo el principio del control estatal” (MAS-IPSP, 2010:74), esperando en que genere valor agregado, empleo y mayores recursos económicos para atender las demandas de los sectores menos favorecidos…” (MAS-IPSP, 2010:74) es decir, el viejo principio cepalino del “chorreo”, “recargado” y adaptado a los tiempos de Evo Morales: confiar en que el crecimiento económico producto de la industrialización generará tanto beneficio económico que llegará a los pobres.

Para ello, el gobierno boliviano ha planificado incrementar sustancialmente la inversión pública, proceso que en realidad ha comenzado: entre 1987 – 2005 la inversión promedio fue $us 497 millones, mientras que entre 2006 – 2009 alcanzó a $us 1.169 millones (Arce, 2010). Una proyección de las orientaciones de la inversión pública hasta el 2015, muestra lo siguiente:

PROYECTOS DE INVERSION POR SECTOR ECONOMICO
2010-2015
(En millones de $US)


Fuente: Arce, 2010

La inversión pública para el “gran salto industrial prioriza los sectores de minería, hidrocarburos, eléctrico –particularmente hidroenergía-, transporte –lease carreteras, todas ellas involucran sobre explotación de recursos hídricos en volúmenes inmensos[6]; por otro lado, apenas 1.2% para agua y saneamiento y 0.3% en riego y presas muestran la escasa importancia brindada a inversiones directamente relacionadas con la seguridad alimentaria y calidad de vida de la población.

La apuesta de este nacionalismo industrialista está relacionado con otro aspecto del proceso Evo Morales: promover el capitalismo andino-amazónico.

El capitalismo andino amazónico es el concepto que articula lo comunal con lo liberal, “una articulación entre las formas modernas (capitalistas) y tradicionales de la economía (comunitario-microempresariales), con el Estado como artífice del potenciamiento de estas últimas mediante transferencia de tecnología y recursos” (Stefanoni, 2008: 19), “…un Estado fuerte, que regule la expansión de la economía industrial, extraiga sus excedentes y los transfiera al ámbito comunitario para potenciar formas de autoorganización y de desarrollo mercantil propiamente andino y amazónico" (García Linera, 2006:1) como mecanismo temporal y transitorio hacia la construcción del socialismo, coagulado hoy en el estado plurinacional.

Los actores principales del capitalismo andino amazónico con el gobierno de Evo Morales son: cocaleros, regantes, cooperativas mineras, transportistas, comerciantes/contrabandistas, interculturales (ex colonizadores). Cuál es el patrón común de estos?
        Organizaciones corporativas con alta capacidad de influencia en las altas esferas de gobierno, particularmente el presidente, del cual obtienen beneficios y ventajas para el sector[7]; Los cocaleros se han beneficiado con la expulsión de la DEA, por tanto la flexibilización de controles por narcotráfico y la titulación individual. Los regantes se han beneficiado con la ley riego y reglamentos, aunque aprobada el 2004, asimismo reglamentos e instituciones del sector fueron implementadas en el periodo y les ha permitido mantener sus sistemas de riego. Los programas Evo Cumple, Mi Agua, les beneficia por ser proyectos  de inversión donde se "flexibilizan" normas vigentes; finalmente existen mercados de agua camuflados, donde el estado no interviene; tenían cuota de poder en el ministerio del agua hasta que el líder máximo de los regantes cayó en desgracia frente al líder máximo. Los cooperativistas mineros se han beneficiado de precios internacionales, el gobierno les ha flexibilizado normas para sus actividades y tiene cuotas de poder en el ministerio de minería. El transporte se ha beneficiado con el combustible subsidiado, normas y leyes como las que legalizan autos indocumentados; en general se promueve una cultura del automóvil (Crespo, 2008) convertido en símbolo del capitalismo andino amazónico. El comercio informal, particularmente ligado al contrabando se ha fortalecido, acelerado por migración rural que ve en una opción laboral inmediata. El gobierno se negó a realizar una reforma agraria que afecte las tierras ociosas de haciendas y la agroindustria de exportación, pero los colonizadores/interculturales están recibiendo extensas zonas de tierra fiscales, incluyendo territorios indígenas y áreas protegidas.

        Son sectores sociales que articulan las prácticas y formas autónomas basadas en principios de reciprocidad y apoyo mutuo con un fin individualista. Por ejemplo, los usos y costumbres del agua, es decir aquellas normas y prácticas de organización y cohesión del sistema de riego, consensuadas y/o aceptadas por los miembros del grupo, basadas en la colaboración, reciprocidad, bien común, coexisten con una economía campesina parcelaria, individualista, altamente mercantilizada. En general los sectores sociales mencionados están altamente articulados al mercado capitalista, incluyendo global, o están orientados a ello en sus actividades. Desde el circuito coca-cocaína articulado al mercado mundial del narcotráfico, la pequeña o mediana agricultura de exportación o de alto valor agregado, la exportación de la  minería cooperativizada, los circuitos y redes mercantiles del comercio y transporte boliviano, con rutas conectadas o parte del capitalismo global. Suelen tener mano de obra barata, cadenas de explotación contratos sin ningún derecho laboral, como en el caso de cooperativas mineras y sectores cocaleros. Se benefician de la explotación de los comunes, estructurando una suerte de capitalismo de pequeños propietarios de origen indígena.

        Tienen una tecnología que provoca impactos ambientales de pequeña escala, pero que tienen un efecto sinérgico y masivo, no asumidos por estos sectores. La micro deforestación masiva por la colonización de nuevas regiones y habilitación de cocales; el uso masivo de agroquímicos en cultivos de coca y productos agropecuarios de alto valor agregado, químicos utilizados en la producción de cocaína; la contaminación atmosférica de las ciudades por el transporte (en Cochabamba llega al 80 % como fuente de contaminación -Crespo, 2008), o los impactos irreversibles de la contaminación minera en las cuencas, no solo corporativa sino también de las cooperativas.

·        La distinción Indio alzado, indio permitido (Albo, 2008) puede aplicarse también a la relación actual del movimiento indígena boliviano con el gobierno (Crespo, 2009), mucho más después del TIPNIS. Los primeros, son los seis sectores mencionados, o sus liderazgos, articulados totalmente al proceso, protegidos por el gobierno, articulados en torno a la CONALCAM, como organización oficialista, toda su acción colectivas es hacia una política de demanda, exigiendo -y por tanto dependiendo de él- al Estado el cumplimiento o aplicación de sus “derechos” (Day, 2005)[8]. Mientras que los segundos son las comunidades y organizaciones indígenas en una posición más autónoma frente a la administración de Evo Morales, como la CIDOB Y LA CONAMAQ, que están defendiendo los comunes, en resistencia frente a las mega-infraestructuras, industrias extractivas y de producción de energía; hablando con lenguaje de derechos, pero buscando fortalecer su autonomía, más próximos por tanto a una política de acto (Idem, 2005); son condenados y definidos por el gobierno como enemigos, aliados del imperialismo, financiados por ONGs, la CIA, y hasta NNUU.

·        Tienen origen campesino/indígena, por tanto han sufrido el peso del estado racista boliviano y las elites dominantes criollo mestizas, aunque también sectores cholo/mestizos forman parte del  sector. Hoy se habla de una burguesía aymara, por ejemplo, pero en una sociedad racista como la boliviana, aun estos sectores son racializadas sus relaciones. Asimismo, en la medida que el racismo en una relación de dominación que atraviesa el cuerpo social, estos sectores discriminan a sectores indígenas de comunidad particularmente de tierras bajas, estructurándose un entramado jerárquico de dominación racista. Una visión civilizatoria altamente racialziada circula en el imaginario colectivo de estos sectores como emergió en el conflicto del TIPNIS; El dirigente campesino Roberto Coraite, Secretario ejecutivo de la oficialista Confederación Única de Trabajadores Campesinos (CSUTCB), dijo: “Hay que diferenciar cuál da más beneficio a nuestros hermanos del territorio (indígena), la carretera o mantenerse en la clandestinidad, mantenerse como indigentes, mantenerlos como salvajes por decir, cuál es lo más importante, yo creo que esas diferencias hay que admitirlas, si la carretera (se construye) va llegar posiblemente educación de manera inmediata, si la carretera (se construye) va a llegar asistencia en salud”, 6/IX/2011.

        Tienen estructuras organizativas caudillistas, particularmente en los liderazgos regionales y nacionales. En general existe poca rotación de cargos, estructurándose verdaderas burocracias sindicales[9]; se hallan conectadas directamente con el presidente Evo o sus funcionarios del entorno. Este es un rasgo de las estructuras caudillistas: los procesos dependen de la relación que se tenga con el jefe mayor. Actualmente son sectores con alto nivel de autonomía para negociar con el estado, desarrollar sus actividades, para definir sus interacciones y redes, sus formas organizativas y administración de justicia. Las organizaciones sociales tienen capacidad de imponer, negociar, medidas que los beneficien o detener propuestas que podrían afectarles, aunque el límite es el presidente y su entorno; los regantes han logrado un marco jurídico que protege sus sistemas de riego, pero más importante, el acceso a fuentes a través de los registros, tienen mayoría en el directorio del SENARI y han formado parte de la definición de políticas de riego; pero, cuando su líder máximo contradijo decisiones del IP-MAS, desde el mismo gobierno se implementó una contraofensiva hasta organizar una federación de regantes paralela en Cochabamba, posesionada por el mismo vicepresidente, y hacerlo renunciar como director nacional del SENARI.

        Crecientes niveles de diferenciación socioeconómica al interior. En los últimos años ha emergido una elite económica, de origen indígena chola, con mayor poder económico, diferenciado del resto, particularmente sectores pobres, frecuentemente sometidos a la explotación económica y servidumbre política de los anteriores. Los seis sectores mencionados no son sectores homogéneos; entre los regantes, por ejemplo, hay quienes poseen más tierra que otros, acumulan más mitas o “derechos” de agua, producen productos de alto valor agregado y requieren mayor capital, y contratan a otros agricultores de la zona. Entre los cocaleros hay los que tiene más catos de coca, están más ligados a la economía clandestina. Por tanto, hoy se puede hablar de ricos y pobres en este capitalismo de pequeños productores, definidos por el tamaño, escala de la explotación, aprovechamiento, producción del recurso, servicio o bien. Generalmente estas elites se convierten en dirigentes o representantes de las organizaciones sociales corporativas que las representan.

Los sectores que se habían beneficiado con el estado neoliberal, particularmente hidrocarburos, gran y mediana minería privada agroindustria han logrado adecuarse a las nuevas condiciones políticas, siguen haciendo buenos negocios en el país (Manifiesto, 2011); datos actuales sitúan la concentración del valor de la producción agrícola en la agropecuaria empresarial en el 82% (Rivera y Arispe, 2011). Asistimos a un periodo donde el actor fundamental continúan siendo las corporaciones, el capital transnacional, con quienes el gobierno está implementando "el gran salto industrial", pero coexiste con el capitalismo de los pequeños propietarios de origen indígena, esta es la novedad del proceso, y es en ese contexto que se estructura el proceso de estatalización del agua en el país.

2. Centralización de las decisiones

Uno de los rasgos de la política de estatalización del agua es su carácter centralista. En la cuenta larga del estado boliviano, el centralismo de sus instituciones estatales y su sistema de toma de decisiones es una marca más del estado colonial y republicano; su administración opera bajo una cadena de mando altamente jerárquica y autoritaria que termina en el presidente, quien da el visto bueno previo a toda decisión previa de sus ministerios; en realidad, históricamente han sido en las oficinas del presidente, quien junto a un entorno de asesores cercanos (estos pueden externos o ser al mismo tiempo ministros o funcionarios de estado) definen la política pública, en función a la coyuntura política e intereses específicos de los poderes dominantes en el país y los propios de los miembros del gobierno de turno. Cuanto pueden influir otros sectores sociales sobre las cadenas de mando, particularmente sobre este “grupo chico” y el mismo presidente dependerá que sus demandas sean canalizadas. A mayor conexión con las redes del poder estatal, mayor posibilidad que la demanda o necesidad sea satisfecha; de esta manera se genera una práctica clientelista en la relación de la sociedad con la cadena de mando. Así ha funcionado el estado boliviano desde su creación, y el gobierno de Evo Morales no es una excepción, por el contrario, en este gobierno se han profundizado las pulsiones más centralistas del estado, alimentado por cierto espíritu caudillista, de “culto a la personalidad” que ha surgido en el liderazgo de Evo Morales (Laserna, 2007).

El componente agua del programa, incluyendo la creación del ministerio del agua del MAS fue elaborado por un equipo de confianza de Evo, conformado por miembros del equipo técnico de la Coordinadora del Agua y los regantes. Asimismo, la elección del ministro de agua fue decidida por Evo, a pesar y contra el pedido de las organizaciones y liderazgos sociales del agua que apoyaban a René Orellana. En este primer momento, para Morales era más importante la figura simbólica de Abel Mamani como líder social de la emblemática ciudad de El Alto durante la guerra del gas y luchador del agua contra la Suez y su concesión en Aguas del Illimani. De esta manera, durante el primer momento del ministerio del agua se estructuró un equipo de trabajo que equilibraba la imagen simbólica del luchador social del agua contra una corporación multinacional del sector y por otro un equipo asesor, René Orellana, Juan Carlos Alurralde, Pablo Solón, Cecilia Chacón, quienes construyeron el discurso boliviano del agua, centrado fundamentalmente en la visión de la madre tierra como un ser vivo[10], el DDHH al agua[11]. Uno de los orígenes de haber convertido a Evo Morales en figura emblemática de los ambientalistas y activistas del agua del mundo está en este discurso. Cuando Mamani no era más útil, puso a René Orellana como ministro, el “técnico”, quien negoció el financiamiento para el sector, proceso continuado por posteriores ministros.

Hoy, toda decisión sobre el agua pasa por el visto bueno del presidente, más aún, el agua se ha convertido en el dispositivo de comunicación con la gente utilizado por Evo, a través de los programas “Mi Agua” y antes “Evo Cumple”. Así, la planificación en el sector está sometida a las decisiones coyunturales del presidente antes que a una visión de largo plazo.

Otra muestra de la centralidad estatal del agua se halla en las definiciones de la CPEP; se halla entre los RRNN considerados “estratégico y de interés público para el desarrollo del país” (art 348), es de “de propiedad y dominio directo, indivisible e imprescriptible del pueblo boliviano, y corresponderá al Estado su administración en función del interés colectivo” (art. 349).[12] En este marco, el DDHH al agua y los servicios básicos ha sido constitucionalizado (art 16, 20), por tanto se convierte en una responsabilidad estatal su provisión (art 20, 373.I)[13].

3. Hacia una burocracia hídrica: el ministerio del agua

Como parte del fortalecimiento de las competencias estatales en el sector, el proceso de estructuración del ministerio del agua ha sido el medio por el cual se está fortaleciendo una burocracia hidráulica[14]. El ministerio del agua surgió producto del acuerdo previo a las elecciones del 2005 que estableció Evo Morales con representantes del movimiento nacional del agua, ese momento organizados en una coordinadora nacional del agua, donde participaban las FEJUVEs de El Alto y Oruro, la Coordinadora de Cochabamba, las cooperativas de Santa Cruz, el CODERIP, ASICASUD, además de los regantes, organizados en la ANARESCAPyS. Detrás de este acuerdo estaba el equipo asesor, arriba mencionado, la llamada mesa técnica del agua (Antezana y Crespo, 2010) quienes fueron fundamentales en la organización del ministerio, y luego se convertirán en funcionarios de estado. Los representantes sociales y su equipo técnico pusieron como condición de apoyo la creación del ministerio, pues consideraban que a través de esta instancia se podían realizar todos los cambios necesarios en la gestión del agua.

Cuando estructuraba su programa, el líder del MAS tenía claro que la política pública del agua del futuro gobierno para el sector agua involucraba aplicar las diversas agendas del también diverso movimiento del agua boliviano, expresado por ejemplo en la incorporación de representantes regantes dentro el gobierno; de hecho, el componente agua del programa del MAS fue elaborado por miembros que trabajaban como asesores de las organizaciones sociales del agua. Es decir, Evo Morales atrajo bajo su influencia al movimiento nacional del agua, y es en ese contexto donde se crea el ministerio del agua.

La idea de crear un ministerio del agua fue de los liderazgos de las organizaciones sociales del sector[15] y sus intelectuales orgánicos, no del MAS; para la mayoría de ellos el gobierno de Evo Morales abría la posibilidad de implementar la agenda del agua, desde sus intereses; proviniendo de la izquierda estadocentrica boliviana, el proceso abierto por Evo Morales era una oportunidad para la recuperación del control estatal del agua. De ahí que varios representantes sociales, asesores, se articularan rápidamente a la flamante burocracia estatal del agua boliviana[16].

Desde un inicio hubo una disputa hegemónica por el ministerio entre la FEJUVE El Alto y los regantes, estructurados alrededor de la ANARESCAPyS, cada uno con su curriculum de luchas sociales por el agua, en el caso de los regantes totalmente comprometidos con el Instrumento Político desde su inicio. Al final la FEJUVE El alto hizo su acuerdo con el presidente, traducido en la posesión de Abel Mamani como ministro[17], los regantes aceptaron el vice ministerio de riego, además de tener un aliado en René Orellana, viceministro de servicios básicos;[18] mientras que en la Coordinadora Nacional del Agua se dejó que cada organización decidiera autónomamente que hacer, de esa manera la mayoría de los líderes y representantes de organizaciones como CODERIP, FEJUVE El Alto, las Cooperativas de Santa Cruz accedieron a puestos en el ministerio del agua y otras instituciones del sector, como la FUNDASAB, o el SENARI con los regantes.

En la decisión de ingresar al gobierno se debe mencionar el soporte fundamental de parte del equipo de asesores; este grupo consideraba que ingresar al gobierno era la garantía para cumplir las demandas del movimiento nacional del agua e influir en las políticas de agua de Evo Morales. De esa manera, profesionales de este equipo técnico fueron nominados autoridades, asesores o consultores: de 10 profesionales técnicos, que trabajaron con las organizaciones sociales del agua desde la revuelta cochabambina, 8 participaron del gobierno, sea en cargos ministeriales, parlamentarios, asesoramiento, y solo 2 son independientes del proceso; más aún, ha permitido que algunos de estos constituyan una ONG, que se ha convertido en el operador y asesor del ministerio del agua, desde donde se han producido varias de las reformas para el sector. (Crespo, 2007:11).

Estando claro por donde iba la agenda del agua, Evo dio libertad a los intelectuales y asesores del agua y las organizaciones sociales del agua para organizar el ministerio, hecho que permitió cierta autonomía inicial frente al aparato partidario del MAS, que pretendían que sean militantes lo que asuman cargos en el ministerio. como resultado, los nombres de los viceministros y directores salieron de estas discusiones, excepto en uno, donde se impuso la cuota partidaria.

4. Cooptación

Existen dos mecanismos de cooptación observados en el movimiento nacional del agua, aunque aplicables al conjunto de organizaciones sociales

1. Otorgarles cargos públicos. Sean estos ministeriales, municipales, varios líderes sociales del agua se han articulado en su momento a la burocracia hidráulica del estado boliviano.

El fortalecimiento de las competencias estatales en relación al estado está muy visible con la creación del ministerio del agua, considerado un emblema de éxito de los movimientos, organizaciones sociales, activistas y ONGs relacionadas con el agua. En general, existe un consenso manufacturado entre estas organizaciones la afirmación que la creación del ministerio es una de las conquistas del “proceso de cambio”, pues ha permitido que estas organizaciones, que habían luchado heroicamente contra la privatización y mercantilización del agua, que demandaban derecho humano al agua, se articulen directamente a la gestión gubernamental y puedan canalizar directamente sus demandas.

Por el contrario, el mecanismo por excelencia para cooptar al movimiento ha sido otorgarles cargos públicos. Veamos el destino de los principales actores del acuerdo con Evo Morales

-         Abel Mamani. Presidente FEJUVE El Alto. Fue primer ministro del agua
-         Omar Fernández. Presidente de la FEDECOR y luego de la ANARESCAPyS. Fue director ejecutivo del SENARI
-         Esteban Llanos. Secretario ejecutivo del CODERIP. Fue asesor del ministerio
-         Julián Ibarra. Asespr FEDECASS. Director Nacional de Agua y saneamiento

Con la nominación de Mamani como primer ministro del agua, mientras los regantes se quedaban con el vice ministerio de riego, expresaba la inicial hegemonía que tuvo la FEJUVE El Alto compartida con los regantes y alguna otra organización social. Con el ascenso de René Orellana, este dominio se desplazó a los regantes, que paulatinamente se fue debilitando a medida que su líder Omar Fernández se alejaba del gobierno. La actual ministra de medio ambiente y agua, Mabel Monje, es cuota de El Alto, sector dominante en el ministerio nuevamente, mientras que el vice ministerio de riego esta un hombre formado por la PROAGRO-GIZ-(EX GTZ) y  de confianza de la cooperación.

2. Manejo jerárquico de las diferencias en los proyectos. Las organizaciones sociales funcionales al proceso, que cumplen los mandatos de la CONALCAM u organizaciones nacionales oficialistas, son beneficiarias de proyectos y beneficios para el sector. Una de las razones de la crisis actual de ASICASUR-EPSAS –ex ASICASUD- (Crespo, 2010) es que aunque apoyan al proceso nunca fueron una organización funcional confiable al IP-MAS, por ello el gobierno central ejecuta proyectos de agua y alcantarillado vía OTBs, instituciones funcionalizadas a la administración estatal, cuando esta era una tarea originalmente de ASICASUR-EPSAS. El indio permitido es el sujeto que se beneficia de los programas de inversión pública “Evo Cumple o “Mi Agua”.

De esta manera el movimiento del agua en Bolivia ha sido neutralizado en su capacidad de acción autónoma, más bien legitimando políticas de gobierno. Un efecto de la cooptación del MNA y su articulación al proyecto hegemónico-estatal del MNA, es que ha perdido la solidaridad como eje de su acción colectiva, y ha sido sustituida por una competencia entre las diversas organizaciones sociales del sector, por capturar cuotas de poder dentro el gobierno, donde el cálculo político ha subordinado el mutualismo y la reciprocidad a intereses de los liderazgos o sus sectores. Por lo demás, la experiencia del MNA continúa una larga historia de control y disciplinamiento de movimientos sociales, por parte del Estado boliviano: la COB durante la primera gestión del MNR, el pacto militar campesino durante las dictaduras militares. (Crespo, 2007).

Hoy el movimiento nacional del agua está fragmentado y dividido. Organizaciones que liderizaron luchas por el agua como la FEDECASS, FEJUVE Oruro, FEJUVE El Alto, están neutralizadas para cuestionar la política de agua, debido a sus vínculos con el gobierno; otros como la Coordinadora, el CODERIP, ya no existen y hay algunas como la ASICASUD en el dilema de reiventarse como organización social oficialista o desaparecer.

5. Participación y control social

Qué medidas propone el texto constitucional para enfrentar la corrupción? Además de la transparencia como valor que sustenta al Estado (Art. 8), se promueve mayor participación social.

Consolidando el proceso iniciado por la Ley de Participación Popular, se establece la participación como uno de los valores que sustenta el funcionamiento del Estado (Art. 8. Inc. II), es un principio del ordenamiento territorial y del sistema de descentralización y autonomías (Art. 271) se reconoce la participación como un derecho (Art. 26),  además del derecho a la consulta (Art. 30, inc. 15)[19], y se institucionaliza la participación ciudadana, esta vez en forma generalizada y en diversas escalas (título VI de la II Parte)[20]. Y la gestión de los recursos naturales y el medio ambiente siguen la misma tendencia (Art. 341, 351)[21]. Específicamente, la participación y control social se plantea para el sector agua (Art. 374. Inc. I), bajo el enfoque del modelo SEMAPA de participación y control social.

El modelo SEMAPA hace referencia a un sistema de participación ciudadana, efecto de la guerra del agua de Cochabamba, por el cual representantes ciudadanos (llamados directores ciudadanos) son elegidos anualmente, por voto secreto, y constituyen mayoría en el directorio de la empresa.

Existen varias experiencias de participación y control social de las organizaciones sociales en la gestión estatal, desde el control obrero durante el MNR, pasando por la cogestión obrera mayoritaria en el sector minero durante el gobierno de la Unidad Democrática y Popular -UDP (Escobar, 1984), hasta los directores ciudadanos de SEMAPA (Crespo, 2006b). El elemento común a todas estas es que, los representantes de estas organizaciones son rápidamente cooptados por la estructura de corrupción de la institución pública, expresado en prácticas que van desde la aceptación de coimas y/o diezmos, pasando por el clientelismo político, el padrinazgo, hasta la instrumentalización para fines personales o de grupo. El segundo elemento común es que estos representantes, hayan o no sido elegidos por mecanismos de democracia directa o representativa, no rinden cuentas ante sus bases o electores, pero tampoco socializan la información sobre el objeto de sus actividades, es decir no son transparentes. El tercer elemento común es que las organizaciones sociales que sustentan, promueven u operan esta participación y control social, lo hacen bajo estructuras organizativas autoritarias y caudillistas, no democráticas (Crespo, 2007), expresión de la crisis por la que atraviesan; por tanto, la institucionalización de la participación social como parte de la gestión pública y el funcionamiento del Estado reproduce, en escala ampliada, los efectos perversos de las experiencias de participación y control social ya mencionadas. Definitivamente, no se puede construir la sociedad de la libertad con medios autoritarios (Gordon, 2005), y mientras las organizaciones y movimientos sociales, hoy cooptadas por el gobierno (Crespo, 2007), no desarrollen prácticas autónomas y democráticas, la instrumentalización de la participación social continuará, a pesar del DDHH al agua.

En el primer momento del funcionamiento del ministerio del agua, se habló mucho de la participación y control social, pero se hizo poco, y paulatinamente fue perdiendo fuerza. El primer traspié fue el Consejo Técnico Social (CTS) implementado durante la gestión de Abel Mamani, instancia donde participaban representantes del movimiento nacional del agua y hasta asesores del sector. Desde el inicio fue un espacio de disputa hegemónica entre los regantes y la FEJUVE El Alto, por otro lado, no hubo acuerdo sobre el alcance de esta instancia, más aún, los funcionarios ministeriales se dieron cuenta que incorporar a la representación de las organizaciones sociales del agua en la gestión ministerial suponía aceptar voces disidentes que empezaron a surgir en su seno. Luego de unas cuantas reuniones el CTS desapareció.

Con la salida de AISA-Suez en las ciudades de La Paz y El Alto el año 2005 se puso en discusión el nuevo modelo de empresa; el ministro de entonces, René Orellana no quería repetir la experiencia de SEMAPA y promovió un sistema de participación social indirecta, a través instancias asamblearias, pero sin representación en el directorio de la empresa paceña, ahora denominada EPSAS. Actualmente no existe empresa pública de agua que tenga un sistema de participación y control social funcionando con los alcances que se discutía durante la guerra del agua cochabambina: ser parte de las decisiones estratégicas sobre el acceso y uso al agua y sus servicios y fiscalizar su gestión.

6. Financiamiento y dependencia de la cooperación internacional

La estatalización del agua y sus servicios en Bolivia tiene dos fuentes de financiamiento principales, créditos y donaciones; el gobierno de Evo Morales no ha modificado tal tendencia. Hay condiciones generales ineludibles de la cooperación que el gobierno se ha adecuado para acceder créditos de la cooperación:
-         Institucionalidad del sector, referido al funcionamiento del ministerio del agua y sus instituciones creadas como entidades centralizadas de la gestión del agua y sus servicios.
-         Regulación y reglas claras; una regulación alrededor de instituciones paraestatales como el SENASBA en agua y saneamiento y SENARI para el riego
-         Derechos de agua asignados; se cuenta con una ley basada en los derechos que permite otorgar derechos de acceso y uso, en el caso del riego casi en propiedad.
-         Corporatización de las empresas públicas. Empresas publicas como SAGUAPAC, que opera con criterios de empresa privada, son considerados modelos, proceso que se pretende implantar en las empresas públicas: terciarización de aspectos del servicio, crear unidades con visión de mercado con un tratamiento salarial diferente, criterios económicos antes que sociales y ambientales de “bench marking”, menos participación y control social[22].

El 2006, el vice-ministerio de servicios básicos afirmaba que 7 de 10 $US de inversión venía de la cooperación internacional, enfatizando por tanto la necesidad de negociar con ella. Dentro este argumento, el Plan Nacional de Desarrollo del gobierno de Evo Morales propuso para el periodo 2006-2010, la ejecución de aproximadamente $US 528 millones en programas y proyectos de pre inversión e inversión en el sector, “para el desarrollo de infraestructura para incrementar la cobertura de los servicios de agua potable y saneamiento, hasta un 78 por ciento en agua potable y en saneamiento hasta un 60 por ciento” (PND, 2006: 78). Las inversiones serían ejecutadas con fondos “captados de donaciones y créditos, conformando una bolsa de fondos para pre inversión e inversión” (ídem).

El 2010, la situación no se modificó. El presupuesto aprobado en el sector  agua y sus servicios fue 350’168.761,1 Bs, de los cuales el 84 %, (295’209.289,66 Bs), provenían de fuentes externas y apenas el 16 % (54’959.471,42 Bs), con fondos propios. El origen de los fondos externos era la UE (66’375.698 Bs), el BID (66’374.297 Bs), una canasta intergubernamental (65’461.295,53 Bs.) y Holanda (30’459.981,69 Bs.) evidenciando que la tendencia a depender de la cooperación internacional se ha mantenido en estos años de proceso de cambio. (Ministerio de medio ambiente y agua, 2010)

Por otro lado, la implementación de una serie de leyes y normas orientadas a promover la transparencia, reducir la corrupción en la gestión pública, como la ley Marcelo Quiroga Santa Cruz, la ley financial, que no solo incrementan los procesos y procedimientos financiero administrativos, sino que ha provocado que los funcionarios públicos no quieran firmar nada, sin antes no estar seguros que no serán susceptible a futuros procesos, provocado que el sistema de toma de decisiones en el sector se torne más lento. En ese ambiente la ejecución presupuestaria es baja; la ejecución del gobierno departamental de Cochabamba el 2011 fue menor al 60%, solo para dar un ejemplo.

Debido a la lentitud y burocracia de la inversión pública, el gobierno de Evo Morales ha introducido una modalidad que reduce los pasos y agiliza los desembolsos. De esta manera, hoy se puede hablar de dos tipos de inversión pública, aplicable también al sector agua

-         la inversión burocrática, “lenta” que sigue las normas y procedimientos. Parte de la inversión proveniente de la cooperación internacional siguen estos procesos generalmente.

-         La inversión “rápida”, que “bypassea” –evita- varias normas y procedimientos. Proveniente también de créditos y donaciones –inicialmente Venezuela hoy de agencias de cooperación como la CAF, está concentrado principalmente en los programas “Evo Cumple” y a partir de este año “Mi Agua”, ambas para riego y agua potable, inversiones relacionadas directamente con la política de comunicación directa del presidente con la población, pues es el presidente quien inaugura tales obras. Estos proyectos son “llave en mano” no son licitados, sino por invitación directa, por tanto se reducen evaluaciones financieras y técnicas. Al carecer de mecanismos adecuados de seguimiento y evaluación, estos proyectos tienen serias denuncias de corrupción y mala calidad de las obras. En general estas obras no forman parte de la planificación del sector, sino que son elaborados con criterios político-partidarios. De esta manera, los proyectos de agua de Evo Cumple y mi Agua no forman parte de la planificación del sector –plan nacional de saneamiento básico o plan nacional de riego-, sino que están relacionadas a necesidades de la coyuntura.

II. SEMAPA, UN EJEMPLO DE LA ESTATALIZACION DEL AGUA

SEMAPA es la empresa pública descentralizada del gobierno municipal de Cercado-Cochabamba. Como se sabe, una de las razones para la guerra del agua del 2000 fue la defensa de la empresa pública del agua frente a la concesión privada realizada por el gobierno del Gral. Banzer (Crespo, Fernández, Peredo, 2003); al mismo tiempo, existía un profundo descontento de la población con la empresa respecto a la calidad del servicio y su escasa capacidad para atender a los sectores populares de la ciudad, particularmente la zona sur. Por tanto cuando esta fue recuperada la primera discusión en la Coordinadora del agua fue cuál sería su rol en la reestructuración; Gabriel Herbas, uno de sus voceros por ejemplo, afirmaba que no debían involucrarse para no legitimar y salvar al gobierno de Banzer, y limitarse a realizar control social, mientras otros apoyaban un rol más protagónico. Al final se decidió por una posición intermedia; Julio Alvarado, miembro de la Coordinadora fue nominado gerente, se organizó un comité para la reestructuración, donde sobresalían Raquel Gutiérrez (asesora de miembros de la Coordinadora), Osvaldo Pareja (Comité por la defensa del Agua y la economía popular), Carmen Peredo (FEDECOR), quienes elaboraron un documento político, mas principista, acerca de las nuevas orientaciones que debía tener la nueva SEMAPA, pero que carecía de recomendaciones precisas sobre los medios para lograrlo. El documento finalmente no fue considerado y quedó en el olvido. Sin duda, una de sus debilidades es que no fue elaborado en el marco de la democracia asamblearia en la que se había movido la Coordinadora.

Otra discusión fundamental en la Coordinadora fue el modelo de empresa a constituir; las propuestas iban desde la cooperativización hasta la autogestión total. La cooperativización se descartó por los “malos ejemplos” cooperativistas en Cochabamba, como COMTECO o COBOCE, donde bajo el paraguas cooperativista se han estructurado las nuevas elites regionales (Soto, 2004). Tampoco la autogestión aparecía como opción, dado el protagonismo del sindicato de trabajadores de la empresa que requería su implementación, organismo atravesado por la corrupción además de su rol ambiguo en el conflicto del agua. El proceso culminó el 2001 con la aprobación, mediante Ordenanza Municipal N° 2742/2001, del nuevo Estatuto Orgánico de SEMAPA, por el cual se establece que el Presidente nato del Directorio es el Alcalde Municipal, además de 2 directores institucionales y 4 directores ciudadanos (1 por la zona norte, 1 por la central y 2 por la sud) estos últimos elegidos por voto directo de los ciudadanos del Cercado inscritos en la Corte Electoral Departamental[23]. Los institucionales eran 1 por la Alcaldía y 1 por la Federación de Profesionales de Cochabamba, por tanto la representación social tenía mayoría. Este modelo, como vimos, de alguna manera está detrás de los principios establecidos en la actual Constitución del estado Plurinacional del Estado Plurinacional (CPEP). El 2007, ya con el gobierno de Evo Morales la presencia institucional fue ampliada a 1 representante de la Prefectura y 1 por el Ministerio de Medio Ambiente y Agua.

Luego de Alvarado "se suceden dos gerentes generales institucionalizados y varios interinos hasta fines del 2008 todos destituidos por sombras de corrupción en sus gestiones y el penúltimo que fue también interino desde fines del 2008 a fines del 2009 destituido por el Alcalde por presiones sindicales" (Anaya, 2010:1). El año 2009, frente a la presión de organizaciones sociales del agua y activistas, René Orellana, entonces ministro del reconvertido ministerio de medio ambiente y agua, aceptó iniciar un radical proceso de reestructuración alrededor de un plan de emergencia consensuado, que fracasó culminando con la renuncia del gerente Leonardo Anaya el 2010. En noviembre del 2011 el gerente nombrado 5 meses antes, Fernando Pérez,  renunció por las presiones desde el gobierno municipal, esta vez bajo hegemonía del MAS, quienes están interesados en controlar el directorio y la empresa  y Pérez era un obstáculo a este propósito. Tampoco existe interés por convocar a elecciones para los directores ciudadanos, ausentes en el directorio desde el 2008.

Hoy, a 11 años de la guerra del agua, la situación de SEMAPA no ha cambiado mucho.

Espacio de disputa político. Mientras la prefectura no estuvo bajo dominio del MAS, hasta el 2007, el representante del gobierno prefectural ante SEMAPA era de la oposición (del grupo del cap. Manfred Reyes Villa); para neutralizar ese voto, el gobierno decidió incluir la representación del ministerio del agua en el directorio y otro del gobierno prefectural. El frustrado plan de reestructuración del 2009 fracasó por la ambigüedad del gobierno, pues tenían intereses políticos, coyunturales y/o electorales; había que ganar las elecciones, por tanto SEMAPA era un tema demasiado conflictivo para enfrentarlo directamente, incluyendo la intervención gubernamental a la empresa, dado los antecedentes de corrupción y deficiente manejo, como establece la norma; pero no, mientras el ministerio de agua apoyaba un plan de reestructuración de SEMAPA, modesto pero que permitía abrir la posibilidad de una lucha contra la corrupción, mejorar el servicio, equilibrar sus cuentas y un planificado proceso de reducción del personal[24], desde el ministerio de economía se obligaba a la empresa a despedir más 150 trabajadores en un lapso de menos de una semana, sin derecho a réplica, aplicando la ley financial del 2002; más grave aún, días después el ministerio del trabajo aceptaba una demanda de los trabajadores ordenando su reincorporación, hecho que generó la renuncia del gerente.

Dependencia de la empresa. La incoherencia para enfrentar el problema el 2009 permite concluir que el centralismo en las decisiones ha sido ineficaz para resolver los problemas del agua en Cochabamba. Con la presencia del gobierno central en el directorio se ha incrementado la dependencia institucional, a la ya existente con la alcaldía municipal; el alcalde es presidente nato del directorio, sus presupuestos son aprobados previamente por el concejo municipal. La HAM se ha convertido en uno de los dispositivos por el cual se ha articulado la red de corrupción en SEMAPA. El alcalde ha utilizado su posición como presidente del consejo para instrumentalizar decisiones en función de intereses particulares, desde contratos de obras, hasta contratación de personal.

Corrupción. “En la empresa se afincó la corrupción en todos los niveles” señala el diagnóstico del ex gerente Anaya (2010:7)[25]. Todo ello, promovido, legitimado desde el sindicato.:[26] “se entró en una vorágine de dar pega a los conmilitones de las autoridades, el Sindicato retomó la empresa dando apoyo a cada gerente de turno arrancándole a cambio de su apoyo pegas para sus parientes y promociones laborales en franca violación de leyes y en otros casos la a ética....la empresa en un botín político y en un lugar de confrontación político partidaria, de enriquecimiento ilícito de alcaldes, directores y gerentes con la complicidad del sindicato de turno (Anaya,2010:2)

Crisis de las fuentes de agua. En 1999 SEMAPA contaba con 798 lts/seg (Crespo, 2003:108) para la ciudad de Cochabamba. El 2009 llegaba a 977 lts/seg[27] (Anaya, 2010:6). Las fuentes superficiales hoy se hallan en crisis debido a la inestabilidad del régimen pluvial: el 2010 Escalerani no superó el 50% de su capacidad y Wara Wara reportó el nivel más bajo de su historia,  mientras que los pozos están disminuyendo su caudal debido a la “explotación irracional de los acuíferos del área por parte de Semana y de los lugareños que han optado por la perforación de pozos para el riego de sus parcelas que antes de la reforma agraria eran cultivadas a secano.” (Anaya, 2010:6). Lo grave es que la mayoría de las fuentes superficiales y subterráneas se hallan fuera de la provincia Cercado, requiriendo por tanto negociar en un contexto cada vez mas adverso, dado que los municipios vecinos demandan tales fuentes para sus requerimientos internos. No existen proyectos de corto plazo que resuelvan este déficit, el proyecto Misicuni, a ser concluido en por lo menos años, si no hay retrasos, es una salida parcial.

Personal inadecuado y Terciarización. El personal de la empresa, en general ingresado “por favores de autoridades ejecutivas de la empresa, de miembros del Directorio, autoridades departamentales y por influencia del sindicato de la empresa.” (Anaya, 2010:7), no tiene adecuada formación en los cargos que ocupan. El 2008 SEMAPA contaba con 513 trabajadores, utilizando más del 20% de los ingresos de la empresa en sueldos y salarios, cuando solo tenían aprobado alrededor del 12%[28]; para ello se utilizaban partidas de contratación de servicios no personales (terceros externos) y no para contratar personal permanente, vulnerando normas vigentes (Anaya, 2010:2-4). Asimismo, las áreas de cortes, lecturas, se hallan terciarizadas a microempresas, que desarrollan sus actividades bajo condiciones de flexibilización laboral.

Contaminación de la Planta de Tratamiento de Aguas Servidas de Alba Rancho. Diseñada para tratar 370 litros/segundo, el 2010 ingresaban 800 l/s y en época de lluvias más de 1.000 l/s (Anaya, 2010:10)[29]; estas aguas, sin un tratamiento completo,  conteniendo incluso metales pesados provenientes de curtiembres locales, se las vierte al Río Rocha y/o son usadas por los campesinos vecinos a la Planta para el cultivo de forrajes y otros productos agrícolas (Anaya, 2010:10).

Indicadores del servicio. En cuanto a longitud de redes, el 2006 se contaba con 795,05 km lineales de red de AAPP; para el 2011 solo se había llegado a 844,36 Km; un incremento de apenas 6,2 %. Más aún, 50,2% (423,87 Km) de la tubería de AAPP sigue siendo de asbesto cemento. Mientras en alcantarillado sanitario, el 2006 existían 832 Km y para el 2011  se incrementó a 910,73 Km; un incremento del 9,5 %.

Respecto a las coberturas, en agua potable, para el año 1999, fecha de la concesión privadas, llegaba a 57% de la población (Crespo, 2003); para el 2008 se redujo al 47,83 % y el 2011 al 47, 32 % (Anaya, 2010). Por su parte en alcantarillado, se pasó de una cobertura del 51,61% el 2008, a 54,2 % el 2011.

Agua no contabilizada. Si bien se habla de pérdidas de agua del 43,59% (SEMAPA, 2010), existen reportes que este llega al 50%, debido a fugas, conexiones clandestinas.

Situación económica. En 1997, la empresa tenía una pérdida de $US 1.4 millones de pérdida (Crespo, 2003); para el 2011 esta llega Bs 14.822.390,59, esto es 2.12 millones de $US aproximadamente (al cambio 1 $US = 7 Bs), esto es el 1,4 % de su patrimonio (SEMAPA, 2011).

Ahora bien, por que fracasó la experiencia de SEMAPA como empresa público estatal?:

- El patrón común del estado boliviano a lo largo de su historia no solo es su identidad racista (Crespo, 2007 revista; Cossio, 2007), sino también la organización centralista de las instituciones que estructura, vinculado a la cultura política jerárquica y caudillista del sistema político boliviano, incluyendo las organizaciones y movimientos sociales; en Bolivia, es desde el centro político donde se opera y decide la vida material de los miembros asociados a un sector, actividad o institución, y el agua no ha quedado al margen de ello; se esperaba que el gobierno de Evo Morales desmonte esta ingeniería estatal, por el contrario, fruto del enfoque estadocentrico del actual gobierno, la tendencia a la centralización se ha acentuado, esta vez en el ministerio de medio ambiente y agua, desde donde no solo definen el acceso a créditos, sino que aprueban el presupuesto de la empresa de agua, proceso lento, tortuoso, y que se ha agravado con la implementación de un conjunto de leyes, normas para detener la corrupción, promover la transparencia, como la ley Marcelo Quiroga Santa Cruz. El proceso de cambio solo ha reforzado este concepto centralista, con los efectos que ello supone. SEMAPA difícilmente podrá salir de su crisis mientras no tenga la posibilidad de decidir autónomamente. Pero es más grave aún, como he señalado, existe un segundo nivel de centralismo que impide toda posibilidad de transformación en la empresa: el gobierno municipal, otra instancia de aprobación de su presupuesto, y para cuya institución SEMAPA  es considerada parte de las cuotas de poder de la autoridad de turno, más allá de su ideología y voluntad personal, y el MAS no ha sido la excepción. No habrá transformación mientras SEMAPA no se autonomice del gobierno municipal.

- En el momento decisivo, la Coordinadora del Agua dejó en manos del gerente y la comisión mencionada el proceso de transformación de la empresa. La comisión luego de producir el documento, se desintegró y fue Julio Alvarado quien paulatinamente orientó el futuro de la empresa. Con el ímpetu de la guerra del agua de Cochabamba, la Coordinadora del Agua se embarcó en canalizar otras demandas, no solo regionales, sino también nacionales (Salazar, 2011), articulando otras luchas sociales, culminando el 2001 la creación de la Comunal, una suerte de plataforma de organizaciones sociales, particularmente campesinas, indígenas, cocaleras y regantes, de cuya movilización se obtuvo el proceso de elaboración del reglamento de las leyes de riego y AAPP. Pero ahí se desgastó la coordinadora, apostando a un escenario nacional, incluso hacer caer al ex dictador Banzer Suarez, cuando la razón de su existencia estaba en Cochabamba, en SEMAPA. La Coordinadora no realizó los suficientes esfuerzos a la reconstrucción de la empresa del agua cochabambina.

- SEMAPA es un caso donde las luchas tácticas son abandonadas por las estratégicas. En el momento en el que paulatinamente la Coordinadora se articuló a un proyecto estatal, a una política de demanda al estado, o plantearse estrategias de poder estatal, estaba abriendo el paso a su autodestrucción. La guerra del agua fue un conjunto de luchas tácticas articuladas, la de los regantes, las de los sistemas comunitarios, la de los barrios sin agua, la de los vecinos victimas del incremento de tarifas, todas ellas resistían a unas relaciones especificas de dominación y explotación, sintetizadas en la Ley de AAPP y alcantarillado No 2029 y la concesión del servicio a la empresa transnacional Aguas del Tunari. Desde una visión táctica de la revuelta de Cochabamba, probablemente lo importante era crear una empresa autónoma, de abajo arriba, descentralizada, demostrar que es posible una empresa pública que satisface adecuadamente a sus usuarios, frente al capitalismo corporativista del agua. Los portavoces de la Coordinadora, la mayoría provenientes de la izquierda estadocentrica boliviana, que solo visualizan las luchas sociales en un horizonte estatal, no lo consideraron suficientemente prioritario[30] frente a la visión estratégica de trasladar la guerra del agua en un escenario nacional[31]. De esta visión estatalista de los movimientos sociales, emergió el MAS, sin duda.

- La Coordinadora no operacionalizó una idea de autogestión en la empresa; la experiencia del sindicalismo has sido la cogestión, sea el 52 movimientista, el 70' de la izquierda nacional, y el 82' de la UDP, donde representantes del sector cogestionan la empresa, con mayor o dominio en el directorio, y por otro lado realizan control social, todo esto dentro una cultura política autoritaria, dado la hegemonía de los partidos marxistas en su seno. El sindicato de SEMAPA, que era el llamado a cumplir protagonismo en una estrategia autogestionaria, estaba atravesado por la corrupción, clientelismo y caudillismo político.

- Paulatinamente luego de la salida de la empresa, se fue elitizando el sistema de decisiones dentro la Coordinadora, contradiciendo la lógica asamblearia de la fase de resistencia. En relación a la empresa, la discusión sobre el futuro modelo no fue suficientemente amplia con la población, pues las prioridades eran otras, como hemos visto. De esta manera paulatinamente, los viejos poderes locales vinculados a la empresa fueron reinventándose, reproduciendo la vieja historia de utilizar la empresa como una empresa pública para intereses particulares, su estructura corrupta nuevamente se fortaleció en un nuevo contexto, esta vez legitimado por la participación y control social, mas aun incorporando a estos a su dinámica de funcionamiento.

CONCLUSIONES

1. La estatalización del agua es parte de una estrategia biopolítica de control de la vida, donde el estado junto a las corporaciones tienen dominio y controlan la base la vida, esto es el agua y sus servicios.  A partir del 2000 han emergido en América Latina los llamados "gobiernos progresistas", iniciado con Venezuela, luego Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Paraguay. Como ideología tienen, matices más o menos, una combinación de discursos nacionalistas, izquierdistas e indigenistas, pero orientada a fortalecer el estado, la estatalización de la gestión pública, el creciente control estatal de los RRNN y la vida social y económica. Pablo Dávalos los llama estados posneoliberales (Dávalos, 2011). Su función es continuar el neoliberalismo pero promovido desde estados autoritarios y caudillistas.

2. La estatalización del agua a través de la creación del ministerio del agua, la constitucionalización del DDHH al agua, la estatalización de los usos y costumbres vía derechos, la paulatina expansión de los modelos público estatales y debilitamiento de los sistemas comunitarios de gestión del agua y sus servicios, forma parte de una estrategia estatal de legibilizar[32] la interrelación sociedad y agua. Legibilizar de aquellos territorios, ecosistemas, poblaciones, organizaciones sociales, donde hasta el momento el estado y la burocracia hidráulica no había ingresado, por tanto no habían sido incorporados al horizonte de disciplina y control de los poderes estatales[33]; En el sector riego, el reconocimiento legal de derechos de uso a través de los registros y licencias para los sistemas comunitarios/asociativos de riego y AAPP, los incorpora también a los deberes frente al estado; aguas que nunca fueron utilizadas industrialmente por el estado en gran escala son incluidos en el “gran salto industrial”; ecosistemas acuáticos o de importancia en el régimen hídrico y de lluvias en otros departamentos, normalmente ubicados en áreas protegidas y territorios indígenas, como el TIPNIS (sarela y cia) donde nunca hubo presencia material del estado, hoy son puestos a disposición para la construcción de carretas, explotación minera, hidrocarburífera, forestal.

3. La estatalización no es contraria a la participación privada y depender de la cooperación internacional para invertir en el sector, en las condiciones establecidas por estas. El gobierno de Evo Morales está embarcado en unas estrategias de mercantilización del agua y sus servicios, a través del “gran salto industrial”, estrategia basada en asociaciones público probadas, pero cuya fuente energética, medio de transporte, fuente de aprovisionamiento es el agua; mega presas hidroeléctricas, minería, hidrocarburos, demanda o se basa en la explotación de este bien común. Asimismo, la constitución del estado plurinacional boliviano promueve la participación privada vía empresa mixta, terciarizacion y no detiene formas travestidas de privatización y mercantilización del agua, como los mercados camuflados de agua entre los regantes.

El año 2006, desde activistas y técnicos relacionados con el sector, se propuso al gobierno buscar alternativas para financiar el acceso universal al agua, orientado a paulatinamente dejar de depender de la cooperación y sus condicionalidades; una de ellas era utilizar un porcentaje del IDH exclusivamente a la universalización del servicio de agua y saneamiento; el argumento era que invertir en el sector implicaba contar con una población saludable, con un efecto sinérgico sobre las actividades económicas y productivas, en el corto plazo. La propuesta nunca fue considerada y por el contrario, como hemos visto, se ha institucionalizado que estos proyectos sean financiados vía endeudamiento o donación. La estatalización del agua en Bolivia no es autónoma económicamente, está subordinada a los ciclos de la cooperación[34]. Pero también dependen de sus prioridades: hoy si no se incluye medidas de adaptación al cambio climático en un proyecto de agua, tiene pocas chances de ser aprobado, antes fue género, medio ambiente, etc. Y principalmente sus condicionalidades relacionadas con las nuevas formas de privatización y mercantilización del agua y sus servicios; implica también asumir lenguajes y enfoques provenientes del discurso del desarrollo sostenible, que solo legitiman estos procesos: el DDHH al agua, GIRH, manejo integral de cuencas, adaptación al cambio climático.

4. Pero, todos estos proyectos hiper – modernistas debido a los impactos, desigualdades, que genera, dan lugar a nuevos escenarios de resistencia y luchas sociales. Son los afectados que junto ONGs y activistas organizaron durante la cumbre de Tiquipaya el 2010 la mesa 18, y expresan lo que el mismo James C Scott: estos esfuerzos están condenados al fracaso porque el centro, esto es el estado, no es capaz de capturar la complejidad social en la periferia Scott, 1998). Ahora bien, si el fortalecimiento del estado como relación de dominación, dispositivo de control y vigilancia, es la tendencia dominante, y legitimada por la izquierda estadocéntrica boliviana, desde las resistencias sociales se plantea el debate acerca de la pertinencia de continuar apostando por legitimar una política estadocentrica del agua, o más bien fortalecer lo público fuera o más allá del dualismo estatal-privado, desde la autonomía y descentralización. Dentro el primer enfoque podemos ubicar la afirmación de Boaventura de Souza “el Estado es un animal extraño, mitad ángel, mitad monstruo,  pero sin él muchos otros monstruos andarían sueltos, insaciables en busca de ángeles indefensos. Mejor Estado, siempre; menos Estado, nunca”. De las segunda, es una tarea a construir.
                                                                             
5. Una apostilla sobre el concepto de burocracia hidráulica. Las burocracias hidráulica o hidrocracias son visibles en países donde el estado es fuerte históricamente, como México o Uruguay; en Bolivia el proyecto estadocentrico de Evo está estructurando esta burocracia hídrica. En países con estado débil como el caso boliviano, la burocracia hídrica no tiene las connotaciones que tiene en Montevideo, por ejemplo, donde la larga tradición estatalista, con discurso civilizatorio alrededor del agua, ha estructurado una burocracia hidráulica estatal muy fuerte; en Uruguay 15% de la población trabaja en una institución estatal. En casos como el boliviano la burocracia hidráulica emerge desde el mundo de la cooperación internacional, vía cooperación bilateral, ONGs, universidades. Hoy, el proceso de estatalización del agua en el cual se encuentra embarcado el gobierno actual, como parte del “gran salto industrial”, se está implementando también una burocracia hidráulica estatal. Y uno de los mecanismo sin duda será la aplicación del DDHH al agua dentro la política pública, el DDHH al agua es una competencia estatal en su aplicación, lo establece así la resolución de NNUU, por tanto su aplicación requerirá estructurar burocracias hidráulicas, con alto poder de decisión.

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ü     Scott, James C. (1988) Seeing like a state: how certain schemes to improve the human condition have failed. New Haven: Yale University Press. 445 pp.
ü     SEMAPA (2011) Plan de Contingencia julio-diciembre. Cochabamba: SEMAPA. 26 pp.
ü     Soto, Santiesteban César (2004) Los logieros cochabambinos; Opinion; 7/XII/.
ü     Wester,  P.;  Rap,  E.  and  VargasVelázquez,  S.  2009.   “The  hydraulic  mission  and  the  Mexican  hydrocracy:   Regulating  and  reforming  the  flows  of  water  and  power”.   Water  Alternatives  2(3):  395415;  www.water‐alternatives.org;     
ü     Zavaleta Mercado, René (1990/1981) “Notas sobre la cuestión nacional en América Latina”, en El Estado en América Latina. Cap. II. Cochabamba: Editorial Los Amigos del Libro. Originalmente ponencia al XIV congreso de Sociología, San Juan-Puerto Rico.




[1] Documento elaborado en el marco del proyecto de investigación comparativa de 'Instituciones, Normas y Políticas del Agua en la Región Andina' (INPA), un proyecto de conocimiento de Concertación (www.concertacion.info), coordinado por la Universidad de Wageningen. Agradezco a Edwin Rap, por haberme dado la oportunidad de elaborar este texto.
[2] René Zavaleta Mercado, el cientista social más influyente en las ciencias sociales del país en el S XX, de formación marxista, afirmaba en 1981 "para nosotros, los bolivianos, al menos, la formación del estado nacional y de la nación misma es algo no concluido en absoluto" (Zavaleta, 1990-1981:1).
[3] Entendida como articulación de principios de privatización y comercialización de los recursos hídricos y sus servicios (Bakker, 2002).
[4] Países como China, Cuba, donde el estado tiene control total de los RRNN y su población, han estructurado contratos con compañías multinacionales de agua bajo la modalidad de asociaciones público-privadas.
[5] Artículo 376.
Los recursos hídricos de los ríos, lagos y lagunas que conforman las cuencas hidrográficas, por su potencialidad, por la variedad de recursos naturales que contienen y por ser parte fundamental de los ecosistemas, se consideran recursos estratégicos para el desarrollo y la soberanía boliviana.
[6] En minería, solo la mina San Cristóbal, propiedad de la empresa Sumitomo, demanda casi 50000 m3 de agua (FRUTCAS/FSUMCAS/CGIAB, 2009)
[7] Actualmente los regantes, en realidad su líder máximo, ha perdido tal acceso, y mientras se escribe este texto, la FEDECOR está en proceso de ser recuperada como organización funcional al gobierno.
[8] La política de demanda son aquellas acciones orientadas a mejorar las prácticas de los estados,
las empresas y la vida cotidiana, sea a través de la influencia o utilizando el poder del Estado
para lograr efectos de la irradiación (Day, 2005). El mecanismo por excelencia para la política de demanda son los derechos.
[9] El mayor ejemplo es el mismo presidente Evo Morales, quien es presidente de las 6 federaciones cocaleras desde hace mas de 15 años.
[10] Nocion proveniente de la cosmovisión andina, y que circula entre los movimientos con influencia indigenistas, la idea que la Pachamama es un ser vico viva y debemos tener una relación de reciprocidad con ella, rápidamente asumida por los movimientos ecologistas y ONG ecologistas, algunas de origen “new age”.
[11] El DDHH al agua no formaba parte de la agenda de la guerra del agua de Cochabamba, fue un tema introducido por las ONGs dentro el movimiento del agua en Bolivia; al respecto ver Crespo, 2011ª. (en preparación).
[12] El  enfoque estadocéntrico de la gestión del agua es muy claro en el capítulo Quinto sobre Recursos Hídricos, de la CPEP El art. 374.I especifica que “el Estado protegerá y garantizará el uso prioritario del agua para la vida. Es deber del Estado gestionar, regular, proteger y planificar el uso adecuado y sustentable de los recursos hídricos, con participación social, garantizando el acceso al agua a todos sus habitantes. La ley establecerá las condiciones y limitaciones de todos los usos”.
[13] Articulo 20
I.                    Toda persona tiene derecho al acceso universal y equitativo a los servicios básicos de agua potable, alcantarillado, electricidad, gas domiciliario, postal y telecomunicaciones.
II.                 Es responsabilidad del Estado, en todos sus niveles de gobierno, la provisión de los servicios básicos a través de entidades públicas, mixtas, cooperativas o comunitarias. En los casos de electricidad, gas domiciliario y telecomunicaciones se podrá prestar el servicio mediante contratos con la empresa privada. La provisión de servicios debe responder a los criterios de universalidad, responsabilidad, accesibilidad, continuidad, calidad, eficiencia, eficacia, tarifas equitativas y cobertura necesaria; con participación y control social.
III.               El acceso al agua y alcantarillado constituyen derechos humanos, no son objeto de concesión ni privatización y están sujetos a régimen de licencias y registros, conforme a ley.

Artículo 373.
I. El agua constituye un derecho fundamentalísimo para la vida, en el marco de la soberanía del pueblo. El Estado promoverá el uso y acceso al agua sobre la base de principios de solidaridad, complementariedad, reciprocidad, equidad, diversidad y sustentabilidad.
[14] Para el caso de México, la estructuración y reproducción de las burocracia hidráulica o hidrocracia, ver Rap, E., P. Wester and L. Nereida Pérez-Prado, 2004; Wester, P.; Rap, E. and Vargas‐Velázquez, S. 2009
[15] Aunque hay quienes sostienen que en realidad fue idea de un miembro del equipo técnico del agua, posteriormente viceministro (J. Pérez; comunicación personal).
[16] Algunos activistas del agua, como Oscar Olivera defendían la necesidad de mantener la autonomía del movimiento del agua, aunque apoyando el proceso. Hoy este sector es parte de la oposición al gobierno de evo Morales
[17] Como denunció la directiva de la FEJUVE El Alto, el ex presidente Abel Mamani no puso a consideración de las instancias de deliberación y decisión de la organización vecinal su decisión de aceptar el cargo de ministro, por lo que fue desconocido; este hecho reproduce una práctica autoritaria común de los liderazgos de las organizaciones sociales en el país.
[18] A pesar que buena parte de sus bases, en el valle de Cochabamba, tiene simpatía con Manfred Reyes Villa y sectores conservadores de la sociedad cochabambina.
[19] Se introduce en la CPE las resoluciones del convenio 169 de la OIT y la resolución de NNUU sobre pueblos indígenas, ratificados por la Ley de los Derechos de los Pueblos Indígenas, aprobada el 2007.
[20] Artículo 241
I. El pueblo soberano, por medio de la sociedad civil organizada, participará en el diseño de las políticas públicas.
II. La sociedad civil organizada ejercerá el control social a la gestión pública en todos los niveles del Estado, y a las empresas e instituciones públicas, mixtas y privadas que administren recursos fiscales.
III. Ejercerá control social a la calidad de los servicios públicos.
IV. La Ley establecerá el marco general para el ejercicio del control social.
V.  La sociedad civil se organizará para definir la estructura y composición de  la participación y control social.
VI. Las entidades del Estado generarán espacios de participación y control por parte de la sociedad.
[21] “La población tiene derecho a la participación en la gestión ambiental, a ser consultado e informado previamente sobre decisiones que pudieran afectar a la calidad del medio ambiente.” (Artículo 341)[21]
“III. La gestión y administración de los recursos naturales se realizará garantizando el control y la participación social en la toma de decisiones” (Art. 351).
[22]  El proyecto Municipal Service Project está estudiando estos temas en el caso de Montevideo
[23] Inicialmente el sindicato era miembro nato, pero fue excluido dada la evidente corrupción en sus direcciones.
[24] Se redujeron gastos asociados a la contratación de servicios y consultorías innecesarios, se eliminó un Bono de Agua del que gozaban los trabajadores incluyendo a jubilados, se redujo el Bono de Té de Bs 450/mes por un Servicio de Té de Bs 8/día trabajado -bono que se pagaba aún si el empleado estaba de vacaciones.
[25] “Personal de campo que postergaba el trabajo rutinario de la semana para ejecutarlo en fines de semana y así percibir pagos del doble o triple de su salario tal como lo establece la Ley General del Trabajo. En niveles intermedios se cobra comisiones para acelerar trámites administrativos como los de conexiones nuevas, disminuir consumos de agua y otros. En niveles superiores en los grandes contratos de ejecución de obras, contratación de seguros, compra de insumos químicos para el tratamiento de aguas etc.” (Anaya, 2010:7).
[26] El Sindicato de SEMAPA “ha cogobernado en la empresa con todos los gerentes brindando su apoyo incondicional a cambio de favores personales tales como la contratación de sus hijos, promociones de niveles salariales estando declarados en comisión, pago de vacaciones no utilizadas, realizando cobros ilegales a sus afiliados a través de la caja de la empresa y otros.” (Anaya, 2010:7).
[27] 770 lts/seg. entre fuentes superficiales y subterráneas proveían y adicionalmente la empresa Misicuni dota 250 lts/seg (Anaya, 2010:6).
[28] El 2007 se llegó a 558 empleados.
[29] La alcaldía municipal no asume sistema pluvial como su competencia, por tanto la población en general evacua sus aguas pluviales al alcantarillado (Anaya, 2010:10), aunque no se cuenta con un registro oficial.
[30] En el caso de Oscar Olivera, que venía del maoísmo, la guerra del agua fue una escuela que lo aproximó a visiones autónomas.
[31] La guerra del gas es probablemente la escala nacional de las luchas previas, incluida la COMUNAL, pero esta es otra historia.
[32] Para James C. Scott, la legibilidad de la sociedad es un problema central en la estructuración del estado; este busca crear orden en el caos aparente imponiendo un orden centralizado y burocrático, mediante la estandarización de las cosas (personas, pueblos objetos transacciones), simplificándolas y homogeneizándolas,  de modo que puedan contados, regulados, controlados, Forma parte de los intentos del Estado para monitorear, registrar y controlar la tierra y sus habitantes. Más aún, nos dice Scott, la legibilidad de la sociedad brinda al estado la posibilidad de ingenierías sociales de gran escala, megaproyectos hipermodernistas  (Scott, 1998).
[33] El TIPNIS  es el último ejemplo de acción directa para evitar la legibilidad, pues detrás del lenguaje de los derechos con los que los indígenas resistieron a la construcción de la carretera que atravesaba por el territorio indígena, está la defensa de su autonomía como pueblos y culturas, el bien más preciado que les permite reproducirse e interactuar con otros, como tales; varias comunidades del TIPNIS no son visibles al estado, por su tendencia a evitar el contacto externo. La presencia del estado en la región a través de la carretera y en nombre de los derechos, permitirá contarlos, organizarlos, vigilarlos, en suma legibilizarlos.
[34] La cooperación holandesa se está retirando de Bolivia, dejando un vacio en el financiamiento al sector.

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